Ultimos dias entre la gente de las aguas azules, que es lo que, en el idioma de los nativos de estas tierras, significa Chilcotin. Me voy para no volver, como diria el cuervo de Poe, nunca mas. Me llevo un buen recuerdo, pocas fotos y una buena ristra de nuevas experiencias. Con eso basta. Oigo a la rutina afilar su guadanha, asi que es hora de hacer la mochila y largarse a otra parte, sin hacer planes.
Pero hoy no voy a hablar de mi ni de mis experiencias. Si el otro dia le toco el turno a ellos, hoy hare lo propio con ellas. Aunque la distincion entre ellos y ellas, aqui, en Chilcotin, es puramente linguistica, simplemente genital, mero artificio.
A la primera que voy a sacar a la palestra es a Mika, la alemana boxeadora. Mika: teutona de mi estatura, cuello como mi muslo, brazos duros y compactos, espalda de nadador, nalgas de acero y cintura sin grasa. Maneja un ingles tosco y, cuando supo mi nacionalidad, me regalo las unicas palabras que sabe en espanhol: Quiero una cerveza grande, por favor. Oh, great! the survival kit, le dije yo. Lo que me llamo la atencion fue el adjetivo: grande. Le pregunte si hacia algun deporte. Boxeo y correr, me dijo. Cuando tiene un ratito se pone a hacer flexiones, y por las tardes se va a correr con un cigarrillo en la boca. Ojos azules y pelo rubio, de barbilla prominente y partida en dos, como la de John Wayne. Si le calzas unas botas de cuero, un sujetador de laton y le das una espada, tenemos a la clasica superheroina de tebeo, o a una especie de Xena, la princesa guerrera de la tele. Mika tiene veintitres anhos. En Alemania trabajaba en una oficina, dandole a la tecla, hasta que su karma, su dharma, su naturaleza y su fuerza bruta se reunieron en secreto un dia para poner fin a tan danhino oficio. Asi que utilizo al maligno por ultima vez y para provecho propio y escribio en Google: ranch Canada. Y el triunfo de la voluntad la llevo hasta aqui, despues de haber pasado por otros ranchos.
Esta abeja reina alimentada con testostorena cabalga como una amazona, y quita y pone la silla al caballo - que pesa mas de veinte kilos - como si fuera un husar del ejercito prusiano.
El otro dia me pillo viendo una pelicula sobre un prisionero americano en un Gulag siberiano de la Rusia comunista. Una de las pocas peliculas que sobrevivio a mi donoso escrutinio.
- Que ves? - me pregunta sentandose en el sofa, a mi lado, recien duchada.
- Gulag. - le respondo. Minuto de silencio.
- Es sobre un campo de concentracion comunista, en la epoca de Stalin, en la Union Sovietica. - le explico. Minuto de silencio.
- Ah...Hmmm...- Minuto de silencio.
Se queda dormida, con la gorra puesta y la boca abierta. Yo me la quedo mirando un rato. Lo cierto es que es una chica muy guapa.
Gracias, Mika, ya puedes retirarte. Dile a la siguiente que suba a la palestra.
Desconozco su nombre. Solo se que es pelirroja, y que por eso la llaman Red. Veintilargos, de robusta complexion, cara escandinava y natural de Canada. Red es, simple y llanamente, un hombre en cuerpo de mujer. No hay indicios de feminidad en ninguno de sus actos, expresiones o aficiones. Red es una marimacho andariega y asilvestrada con modales de ganhan. Trabaja aqui ensenhando a montar a caballo y como guia de exursiones a caballo entre otras cosas. Con su eterno sombrero de cowboy, su camisa a cuadros, sus guantes de cuero gastados, sus vaqueros sucios de montar y sus botas acabadas en punta, camina por el rancho borrando con sus caderas cualquier rastro de mujer.
Compite con Stu en ingesta masiva de cafe, pero este le gana con sus seis tazas de cafe solo diarias. Tambien parece que compite con el en decir palabrotas. Pero me temo que en esta disciplina Stu tendra que conformarse con la medalla de plata.
Un dia escuche una conversacion en la mesa.
- Donde has estado estos cuatro dias que has tenido libres, Red? - pregunta una australiana que tenemos por aqui.
- He estado con mi novio, en Vancouver. - responde Red, con esa energia y velocidad que le caracterizan.
- Ah! Tom, hace mucho que no le veo, como esta?
El resto no importa. A mi lo que me dejo pasmado es que esa tia fuese heterosexual, porque yo estaba convencido de lo contrario. Sere un machista cargado de prejuicios? Sera que la igualdad significa irremediablemente masculinizarse? No lo se. En aquel momento lo unico que me ocupaba la mente era ese tal Tom. Pagaria por conocer a Tom. Me encantaria saber que clase de hombre se atreve a montar a semejante yegua. Oh! menudo ejemplo de marcialidad y arrojo para nuestra ministra de defensa...
En fin, me falta hablar de Tamara; la salvaje de Toronto. Me falta hablar de Claire, la neozelandesa con tres tatuajes enormes en hombro y espalda, y que lleva un cinturon que simula una tira de balas. Podria pasar horas hablando de Liz; la vaquera que martillea las pezunhas de los caballos para clavarles las herraduras. Pero todo esto seria demasiado largo, y correria el riesgo de que alguien pensara que exagero. Estas mujeres son mujeres de accion, asi que basta de palabreria. Me voy a dar una vuelta con Mika. Ella corriendo y yo en bici.
viernes, 27 de junio de 2008
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