lunes, 9 de junio de 2008

Casualidad.

No voy a perder el tiempo describiendo el rancho y su entorno. Se de sobras que a nadie le importa el paisaje, la naturaleza, la variedad de formas de vida y todos esos intereses que me separan de la mayoria de la gente. De modo que aqui estoy, en un rancho, americano, rodeado de bosques y montanas y de unas vistas que superan todas mis expectativas. Y ahora, a otra cosa.
Despues de hacer una tarta de chocolate, pelar y cortar frutas, lavar cantidades industriales de platos y preparar sandwitches para trenta y tantos comensales, salgo de la cocina cuando el relog marca el fin de mi jornada; las dos en punto. Acto seguido me pego una ducha en la casita de madera que tenemos en el rancho para uso exclusivo nuestro. Despues, me dedico a lo mio, a la placentera lectura en un banco de madera ante un paisaje de belleza inenarrable. La lectura escogida debia de estar a la altura de las circunstancias, asi que escojo a Chateaubriand. Y...!Oh! !Sorpresa! Leo en las primeras paginas de introduccion a sus obras "Atala" y "Rene" el siguiente pasaje sobre su vida: "En abril de 1791 Chateaubriand, aconsejado por Malesherbes, pariente de su hermano, se embarca para America. Nuestro autor es en aquella epoca un joven rousseauniano que suena con escribir la epopeya del hombre enfrentado a la Naturaleza, y nada le parece mejor que ir a buscar inspiracion entre los pueblos indigenas del Nuevo Continente. Es indudable que el viaje tuvo una influencia decisiva en Chateaubriand; a su regreso no era el mismo hombre: vuelve con la cabeza llena de recuerdos, de ideas, de imagenes que iran madurando y que se convertiran en Los Natchez, epopeya de la que tenian que formar parte Atala y Rene. Atala fue escrita fuera de Francia, o, en todo caso, inmediatamente despues de su regreso, si no enteramente, por lo menos algunos fragmentos, puesto que, al llegar a Paris, a finales de 1791 despues de pasar unos seis meses en America, leyo esos fragmentos a Malesherbes."

Estoy en un territorio repleto de osos negros, grizzlys y lobos, y lo primero que me acecha es la casualidad.

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