Una obra inspirada en hechos reales.
Hablan en ella las personas siguientes:
Mr. Tim, el demócrata neoyorquino.
Don Luis, el polemista.
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En el escenario, dos literas de madera y una puerta al fondo.
La acción se desarrolla en la habitación de un albergue de Toronto. En la habitación está don Luis colocando sus sábanas en la cama. A los pocos minutos aparece Mr. Tim por la puerta.
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Tim (abriendo la puerta) - Buenas tardes, caballero. ¿Cómo está vuestra merced?
Luis (subido a la litera e incorporándose) - De maravilla. ¿Qué otro ánimo puede tener alguien que visita esta espléndida ciudad?
Tim - Bien cierto es. Del mismo humor me halláis a mí.
Luis - Lo celebro. Mi nombre es don Luis, y por mi acento daréis cuenta de mi hispánico ascendente.
Tim - Lo supe al instante, don Luis. Aunque debo reconocer que os manejáis con destreza en lengua inglesa. Yo soy Mr. Tim, vuestro compañero de habitación, y por mi acento quizá intuáis...
Luis (sin dejarle terminar) - Que vos sois vecino de este país. ¿Me equivoco?
Tim - Acertáis.
Luis - Pero mi oído aún es sordo a diferencias entre estados. Del sur no sois, pues vuestro hablar es ágil, ¿sois, por tanto, del norte?
Tim - De la ciudad de Nueva York exactamente. Sin duda mi inglés es neoyorquino, aunque en estos tiempos quizá vuestro acento sea más neoyorquino que el mío.
Luis - Oh, Nueva York, la Babel de nuestros días, el refugio de la Europa de entre guerras, la libertad de tantos nacidos bajo dictaduras fraticidas que asolaron mi continente, que desangraron Asia y que aún laten con fuerza en Latinoamérica.
Tim - Elevada estima nos tenéis. Raro se me hace oír esas palabras de boca de un europeo. Yo, aun siendo americano, no puedo más que concluir que mi país se equivoca.
Luis - ¿Se equivoca? Expresaos con claridad, os lo ruego.
Tim - Hablo de política, de armamento, de guerra.
Luis - Seguid, os lo ruego, no paréis. Ávido estoy por conocer las opiniones de un americano sobre su patria de libertades y madre de democracias. Decidme, ¿cómo es vuestro país?
Tim - Seré claro, como me pedís. Mi país me recuerda a los últimos años de la Unión Soviética. Mi país se está cayendo a pedazos y, en pocos años, seremos nosotros los que emigraremos en busca de un futuro mejor.
Luis (con cara de sorprendido) - ¡Pero qué me decís! ¡Cómo una catástrofe de esas magnitudes podría darse en la primera potencia económica del mundo? Imploro digáis cuál es la causa de tamaño descalabro.
Tim (alzando la voz y ganando seguridad) - ¿La causa pedís? Yo os diré el nombre de la causa: George W. Bush.
Luis - ¡No, por Dios, otro no!
Tim - ¿Otro qué?
Luis - Vuestra merced es la persona número un millón que me viene con la misma monserga. ¿A caso se concentra en Bush todo el mal de este planeta?
Tim - Conduce el país a la ruina, y además... es un asesino.
Luis - De acuerdo, aceptemos que Bush es Lucifer en persona y el causante de todos los males de la Humanidad desde los tiempos del Antiguo Testamento hasta la última crónica negra del New York Times de esta mañana. Pero ahora ya no tenéis excusa. Bush, gracias al excelente sistema democrático que en vuestra nación impera para evitar la corruptela que azota países como el mío, ya no puede ser reelegido, agotó sus ocho años. ¿Quién será el culpable del Mal en los próximos años?
Tim - Lo será McCain, si gana. Los republicanos, siempre los republicanos. Ellos están destruyendo América. El americano medio trabaja cincuenta horas semanales, en ocasiones más, y no tenemos ni seguridad social, ni jubilación, ni podemos ir a la universidad si no desembolsamos quince mil dólares por años. Yo quiero una América como cualquier país de la Unión Europea. Quiero que el estado se ocupe de lo más básico, que se haga justicia.
Luis - ¿Y cuál es el camino para conseguir tan noble objetivo?
Tim - El camino es Obama.
Luis - ¿ Aseguráis que la solución a todos los males es Obama? Eso mismo dicen muchos musulmanes pero cambiando la B por la S. Pensamientos vuelicortos los que salen de vuestra boca.
Tim - ¡Faltáis al respeto!
Luis - El respeto se gana.
Tim - ¡Y la vida se pierde!
Luis - ¡Calmaos! ¿Acaso no sois vos demócrata convencido? Pues dialoguemos pausadamente y, si oís discrepancias, celebrad la riqueza de la diversidad. Pues no hay una opinión mejor que otra, ni valor más elevado que otro, ni pensamiento superior o inferior a otro. ¿No es esa la religión del nuevo paganismo universal?
Tim (visiblemente enfadado) - Por mi talante demócrata que os cerraré la boca con palabras y no con misiles.
Luis - Comenzad a cerrármela. Hablad.
Tim - Estados Unidos necesita a Obama porque él es el único que trae un mensaje positivo, un mensaje de optimismo para una nación que está en crisis y que está harta de guerras sin sentido. América está pidiendo un cambio, no podemos seguir en esta dirección. Bush nos ha llevado directos al abismo, gastando todo el dinero en armamento, para su guerra. Os digo, don Luis, que si vuestra merced tuviera a bien hacer una visita a los Estados Unidos y hablaseis con la gente, comprobaríais que todo el mundo odia a Bush. ¡Por algo será!
Luis - Todo el mundo le odia pero salió reelegido. ¡Por algo será!
Tim (nervioso) - Bueno... sí... fue reelegido. Pero eso es por culpa del americano iletrado de las zonas rurales, por eso es. Ellos votan a Bush. En sus limitadas cabezas no hay espacio para el razonamiento. Cuando oyes hablar a alguno de ellos en televisión siempre dicen lo mismo: "A mí el estado no me tiene que decir cómo tengo que vivir" "Yo soy libre" "Queremos seguir siendo americanos". Pasean su desgarbado y fofo cuerpo por sus doscientos acres de tierra con su rifle al hombro, y se sienten los amos del mundo. Casi siempre son de algún estado sureño. De Texas, de Nuevo México, de Arizona... Pero, ¿sabéis la realidad? Esos mismos cruzan la frontera con México para hacer sus comprar, para ir de vacaciones. En México tienen algunos segundas residencias y hasta contraen matrimonio con mexicanas, como el hermano de Bush. Y luego son ellos los que quieren cerrar fronteras, no permitir el paso al inmigrante. ¡Hipócritas!
Luis - Disculpad la observación. Tenéis cuarenta millones de latinos en Estados Unidos. No me parece que en la agenda del presidente figure como asunto prioritario el cierre de fronteras y expulsión de inmigrantes. Además, creo recordar... y corregidme si me equivoco, que fueron precisamente los votos de los cubanos exiliados en la Florida, esos que llegan con la espalda mojada tras fugarse de Cuba en una patera, los que decidieron el triunfo de Bush sobre Al Gore en las elecciones de dos mil.
Tim - ¡Golpe bajo! Fue por lo del niño Elián.
Luis - Por lo que fuese. El hecho es que los inmigrantes cubanos votaron a los republicanos. Además, ¿como os explicáis que, la segunda generación de inmigrantes latinos, voten, en su mayoría, al partido republicano?
Tim - Desconocía ese dato.
Luis - Yo lo conocía y lo esgrimo como argumento contra su grito de ¡hipócritas! La razón es simple. La mayoría de ellos son propietarios de pequeños negocios. Tiendas, almacenes, talleres, restaurantes, bares, etc, y les conviene más una política liberal y de recorte de impuestos. Vos no sabéis lo que decís. ¿Queréis que abran las fronteras y aparezcan en dos días cincuenta millones de inmigrantes paseándose por territorio americano como Pedro, que no Peter, por su casa? ¿Qué haréis cuando esa crisis comparable a la caída de la Unión Soviética que vos auguráis llegue y tengáis que ir a recoger naranjas a California para sobrevivir y os digan que no os aceptan porque ya tienen mano de obra inmigrante y barata para los próximos treinta años? ¡Las naranjas de la ira!
Tim - ¡Eso es demagogia! Nadie está diciendo que se abran las fronteras. Sólo digo que el mundo es de todos y que los republicanos inventan enemigos para asustar a la población y conseguir votos. Así se enriquecen con la fabricación de armas y haciendo la guerra. Los republicanos dicen que los inmigrantes son un problema para los Estados Unidos, que los musulmanes son una amenaza, que Europa nos utiliza para hacer el trabajo sucio. Os advierto una cosa. Si pensáis ir algún día a mi país, debéis saber que a los americanos no les gusta los europeos. Os tratarán bien, con cortesía, pero no les gustáis. Piensan que habéis perdido la fe en Dios, que no nos apoyáis en las decisiones trascendentales.
Luis - Deseoso estoy de tropezarme con uno de esos compatriotas de vos, creo que simpatizaré con él. Porque, ¿acaso no es cierto que si vuestro país decidiera mañana eliminar su ejército, Europa no estaría en gravísimo peligro de un ataque de cualquier parte del mundo?
Tim - ¡Alarmista! Utilizáis las mismas tretas que los republicanos.
Luis - Mr. Tim, vos y yo vivimos en una isla de seguridad y libertad en medio de un mundo exento de seguridad y libertad. Y hasta la fecha, los únicos países del mundo que han demostrado un inquebrantable talante democrático han sido los países de tradición anglosajona. Así de claro os lo digo, Mr. Tim.
Tim - ¿Democrático? La democracia, según tengo entendido, es el derecho de todos a decidir el destino de tu país, la igualdad entre todos los ciudadanos y la posibilidad de presidir tu país sin tener en cuenta tu sexo, color o credo.
Luis - Preciso y conciso.
Tim - Y ahí está el problema. En mi país, muchos no van a votar a Obama por ser negro, porque son racistas, porque desconfían de un hombre de color.
Luis - Y sin embargo, es el único país del mundo de mayoría blanca que contempla la posibilidad de ser presidido por un negro.
Tim - Y ojalá así sea. Necesitamos a Obama. Además, él es el ejemplo perfecto de la América moderna, de la América que la gente joven anhelamos. Es como la Coca-Cola y la Pepsi. McCain sería la Coca-Cola, es decir, lo clásico, lo de siempre, y Obama la Pepsi, o sea, la Next Generation, como decía su anuncio en televisión.
Luis - ¡Menuda comparación! También podríamos interpretarla como que todo el mundo prefiere a McCain y que gobierne uno o gobierne otro, la diferencia sería casi imperceptible. ¿Sabéis lo que pienso? Pienso que son los periódicos más importantes los que se oponen clandestinamente a la candidatura de Obama.
Tim - ¿Cómo es eso? ¿Más conspiración? ¡Lo sabía! Explicaos.
Luis - Elemental, si gana Obama los periódicos tendrán más pérdidas porque cada vez que tengan que fotografiar al presidente en una aparición pública gastarán más tinta que con McCain.
Tim - ¡De nuevo faltáis al respeto!
Luis - De nuevo os digo que el respeto se ha de ganar.
Tim (enfadado) - Seguiré argumentando a pesar de vuestra insolencia.
Luis - Que así sea.
Tim - Obama es el candidato perfecto, no sólo por el aire de renovación, también porque es el reflejo de la América real, de la América de orígenes diversos, mestiza. Miradme a mí, mi madre es rumana, mi padre irlandés. Esa es la realidad de mi país. Yo he vivido muchos años en un barrio de dominicanos, mulatos emigrados en su mayoría. Jamás tuve ningún problema. Todavía recuerdo los niños jugando en la calle. Imaginaos qué ejemplo para ellos tener un presidente del mismo color. Sería una inspiración para ellos, un ejemplo a seguir.
Luis - ¿Os parece éste un buen motivo para votar a Obama? Os lo pregunto porque, si así lo fuera, estaríais incurriendo en la misma falta de esos que no lo votarían por su color. Vos, al igual que ellos, tenéis en cuenta el color del candidato a la hora de votar. Ellos por un prejuicio negativo, y por lo tanto condenable, y vos por un prejuicio positivo, y por lo tanto igualmente condenable. Vos sois un racista, Mr. Tim.
Tim - ¡Racista yo!
Luis - ¡Sí, racista! No votareis a McCain no sólo porque no compartais sus ideas, sino porque además es blanco, y vos preferís un presidente negro porque os sugiere modernidad, porque os parece, y perdonadme el vulgarismo, un presidente cool.
Tim - ¡Cómo os atrevéis!
Luis - Me atrevo porque estoy harto.
Tim - ¡Harto de qué!
Luis - ¡Harto de visionarios, de charlatanes, de políticos con buena voluntad, de santurrones, de revolucionarios, de gente positiva, de bocazas que sólo hablan de cambio y de nuevo, de telepredicadores que se hacen pasar por políticos, del "yes, we can" y del peinado de la Clinton! Y os diré más, ¿sabéis quién fue la persona que más contribuyó al bienestar y progreso de las clases medias y bajas?¿Sabéis gracias a quién, en mi opinión, el pueblo ha accedido a una vida que hasta hace poco era exclusiva para aristócratas, para hombres ricos y blancos?
Tim (frunciendo el ceño y mirando al suelo) - Dejadme pensar.
Luis - Pensad.
Tim (con un chasquido de dedos) - ¡Lo tengo! ¡Karl Marx!
Luis - Frío, frío como su país natal.
Tim - ¡Lenin!
Luis - Gélido como un Gulag siberiano.
Tim - Trotski.
Luis - -Ídem.
Tim - Nelson Mandela.
Luis - Probad otra vez.
Tim - Bill Clinton.
Luis - Oh, qué ordinariez.
Tim (nervioso y enfadado) - El Che, Gandhi, Al Gore, Buda, Teresa de Calcuta, Rousseau, José Bové...
Luis - Ninguno de ellos.
Tim - ¡Entonces quién! ¡Decid su nombre, desvelad el misterio!
Luis - Henry Ford.
Tim (abriendo los ojos sobresaltado) ¡Blasfemia!
Luis - ¡Escuchad la diversidad de opiniones!
Tim - Explicaos pues.
Luis - Si ha habido alguien en el mundo que puso a disposición de todos los lujos reservados desde siempre a las clases más ricas, ese fue Henry Ford. Con su sistema que revolucionó la producción abaratando costes y, por lo tanto, reduciendo el precio de los productos y poniéndolos al alcance de todos. ¿Acaso vos no llegasteis a Toronto en coche, ese artilugio para aristócratas de hace un siglo? ¿Acaso vos no disfrutáis de un sofá cómodo, un televisor, un ordenador, un equipo de música y comida en abundancia?
Tim - Cierto.
Luis - ¿Y cómo hemos llegado a ese nivel de progreso material?
Tim - ¿Por Ford, decís?
Luis - Por Ford afirmo, por Henry Ford como precursor. Pero cuidado, ¿acaso Ford era un antropófilo, un buen samaritano, un visionario encabezando la Nueva Era? ¡Por supuesto que no! Henry Ford era un hombre de negocios, y su único objetivo era ganar dinero con el mínimo personal trabajando en sus fábricas. Su propósito era reducir costes, no beneficiar al prójimo. Sin embargo, ni todas las ONG's del mundo han conseguido ni la décima parte de lo que consiguió Henry Ford. Y algo así sólo podía desarrollarse en un país como los Estados Unidos. Me decís que sangre rumana tenéis, ¿no vendría vuestra madre a América huyendo de políticas que iban a salvar al mundo? ¿No vendría aquí en busca de comida, casa, coche, televisión y libertad?
Tim - ¡Basta!
Luis - Decidme, ¿os gusta Madonna?
Tim - ¿Qué tiene que ver Madonna con todo esto?
Luis - Responded, os lo ruego.
Tim - Me encanta Madonna. Su música, su vida... estudia la Cábala judía, hace yoga y además adopta niños africanos y es demócrata.
Luis - Entonces, escuchad: I'm a material girl in a material world. ¿Sería posible un estribillo como este antes de Henry Ford? Y lo que es más importante, ¿podríais escucharlo en su CD fabricado en serie, en cadena y tan barato que lo puede comprar cualquiera?
Tim - Me dejáis sin argumentos.
Luis (en tono burlesco)- ¿Vencido o convencido?
Tim (enfadado)- Ni lo uno ni lo otro. Yo votaré a Obama.
Luis (suspirando y pasándose la mano por la cabeza) - Gracias por la lección, Mr. Tim.
Tim - ¿Lección?
Luis - Me habéis hecho ver que discutir de política nunca sirve de nada.
Tim - Pues cambiemos de tema.
Luis - Sea. En breve partiré hacia su país.
Tim - Lo celebro, quizá después del viaje os acercáis más a posturas demócratas. ¿Dónde queréis ir?
Luis - A su tierra, a Nueva York.
Tim - Aún lo celebro más, allí casi todo el mundo es demócrata. Hablad con ellos. La ciudad os encantará.
Luis - Hablaré con ellos. Pero, decidme, ¿es Nueva York una ciudad tan peligrosa como dicen?
Tim - Oh, no, no, ningún peligro os acecha en sus calles, no temáis. Peligrosa fue en los ochenta.
Luis - ¿Qué la hizo segura después?
Tim - Giuliani, el alcalde, hizo un excelente trabajo de limpieza. Por aquel entonces era fiscal del distrito sur de Nueva York y su lucha contra el crimen y el narcotráfico fue ejemplar. Dotó al cuerpo de policía de Nueva York con medios más que eficaces para controlar el crimen. La policía entraba en los barrios más conflictivos, derribaba puertas de domicilios donde se escondían traficantes y delincuentes de toda índole y condición, hasta los que pintaban en las paredes se sentían vigilados. Según el FBI, Nueva York pasó de ser una de las ciudades más peligrosas de América a ser la más segura de todas.
Luis - Valiente ese Giuliani.
Tim - Sin duda.
Luis - Valiente y republicano.
Tim - Oh... sí, sí... republicano era... Pero no hablemos de política, caballero.
Luis - No es costumbre mía perder el tiempo.
(Se cierra el telón.)
--- FIN ---
(aplausos)
viernes, 3 de octubre de 2008
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2 comentarios:
Interesasnte el diálogo entre Mr. Tin y D. Luis y cuánta razón tiene éste al observar que en EE.UU. se enfrentan sus sentimientos racistas, uno blanco y otro negro, con prejuicio positivo para el negro y negativo para el blanco; no son dos candidatos los enfrentados, sino dos razas; así, gane quien gane, cada cual dirá que ganó o perdió por su color, no por él, y todos contentos (o no), pero justificados. Debería presentarse un auténtico americano: un indio piel roja (versión Evo Morales), a ver cómo reaccionaba el pueblo americano y qué excusa ponian, entonces, para no votarle. Aunque ya se ocuparon sus antepasados de que esto no pudiera suceder en muchos siglos, y después de las masacres hasta casi el exterminio de esos "salvajes", crearon las "reservas" para tenerlos bien controlados y nunca pudieran reclamar sus tierras que por derecho les corresponden. No obstante lo dicho, tanto si gana Obama como McCain, su políta económica y la internacional será distinta de la actual, puesto que el escenario ha cambiado antes de que entre en escena el actor protagonista. Con la crisis económica ha quedado patente que es más importante salvar la "Bolsa" que salvar vidas humanas que mueren de hambre. Una vez más, el 20% de la población mundial "pesa más" (y nunca mejor dicho) que el otro 80%.
En cuanto a España y Zapatero no hay de qué preocuparse. Aquí no hay crisis, íbamos "acelerados" y al intentar "desacelerarnos" nos hemos quedado al ralentí; pero no pasa nada porque el gobierno socialista está en condiciones de garantizar el subsidio de desempleo a los casi 3 millones de parados (crecen cada día por miles) y Zapatero y sus ministros repiten que nunca en este país hemos disfrutado de tan buenas coberturas sociales para vivir sin trabajar. Sólo les falta decir como D. Juan Tenorio:"Si buena vida os quité, mejor sepultura os di", que traducido sería:"Si buen empleo os quité, mejor subsidio os di". Cuestión de talante (que no de talento).
Y en mi opinión, Zapatero tiene una parte de responsabilidad en la crisis del ladrillo, porque si hay exceso de demanda de "huevos de oro" en el mercado, se debe regular su puesta (lugar y cantidad) para evitar la especulación, pero a nadie se le ocurriría matar a la "gallina" como solución al problema.
... Pero yo no quería hablar, hoy, del gobierno.
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