martes, 5 de agosto de 2008
El arte.
El otro día me fui a ver un hombre muy famoso. Homosexual, operado de nariz por aguileña y grande, acomplejado por su calvicie temprana y galopante, dibujante de penes con lacito en sus albores, amigo de Mick Jagger, Schwarzenegger y Liz Taylor en su gloria. Puso a Mao en el supermercado de la moda, a la Marilyn la inmortalizó después de muerta y se aficionó a pintar lo que almorzaba a diario, la lata de sopa Campbell´s. Para el rezagado neuronal y el famélico cultural, aclararé que estoy hablando de Andy Warhol.
La exposición está en la galería de arte de Victoria, y yo, raudo, fui a enterarme de una vez de qué es eso del arte moderno. De modo que me fui a ver Pop Art en mi día libre como Conchita, que ya es popista el apelativo para un hombre.
La exposición empieza con su almuerzo, la lata Campbell´s a todo color y por cuadruplicado en la primera pared que uno se encuentra. Yo no sé si leer las letras, admirar el brillo o dedicarme al trabajo del color. Pero miro, sobre todo miro, como hacen todos, al menos por educación, o por imitación, que en estos casos viene a ser lo mismo. Después hay una caja de cartón con la misma lata pintada muchas veces y en batería. Yo la miro, la miro. Luego hay una pared muy larga con muchos cuadros pintados a lápiz o bolígrafo, con trazo rápido y esquemático. El primero es un pene con lacito, como un pene de regalo de cumpleaños o algo así, luego dos hombres que se besan, luego un pie hecho con recortes de periódicos y colores. Los pies y las manos eran los fetiches de Warhol. Después venía lo más divertido, la zona de audiovisuales. Warhol experimentó con el cine y lo cierto es que innovó. Proyectaban Mario Banana, un corto muy corto del 64. Mario es un drag queen que, mirando fijo a la cámara, se come una banana como si fuese un pene, sin lacito. Se acaba la banana y se acaba la película. Yo miro, miro, por mirar que no quede. Luego me entero, mirando y leyendo, que Andy hizo una película, Vinyl, del 65, inspirada en la novela La Naranja Mecánica de Burgess. Me hubiera gustado verla, pero esa no la proyectaban, quizá porque no llegaba al refinamiento de Mario. Luego proyectaron un fragmento del largometraje de ocho horas hecho con un solo plano, un solo personaje y una sola acción: dormir. Aparecía un poeta amigo suyo durmiendo, y la cámara le enfocaba la cara de cerca. El público miraba, y yo creo que la película debía de ser buena, porque enseguida la gente se metió tanto en el personaje que hasta le imitaron.
Cuando me aburrí de los audiovisuales me fui a la otra sala, a seguir con la exposición. Era la sala del glamour, la de los famosos inmortales que el cine y después Warhol elevaron a la altura de mitos. Vi el famoso cuadro de la Marilyn, el de los colorines, el de toda la vida. Vi a Elvis en duplicado vestido de vaquero de Chilcotin, foto sacada de no sé qué película. Vi a Jagger en su casi mocedad, a algún que otro jugador de jockey canadiense serigrafiado y coloreado por Warhol. Luego vi a Mao de verde, de amarillo, de azul, de rosa, de fuxia, y hasta de rojo. También había un apartado de Polaroids. Me acerqué, allí estaba el patriarca del Pop Art con las celebrities del momento: con el roble austriaco el día de su boda, con Mick Jagger de nuevo, con Liz, con Jane Fonda, Sylvester Stallone y muchos más.
La exposición estaba salpicada, por aquí y por allá, de frases del artista. En medio de las paredes blancas de la sala, se leían cosas como esta: ¨Being good in business is the most fascinating kind of art. Making money is art and working is art and good business is the best art¨. O sea: ¨Ser bueno en los negocios es el más fascinante tipo de arte. Crear dinero es arte y trabajar es arte y un buen negocio es el mejor arte¨. ¿Y porque he cometido el esnobismo de escribir primero la frase en inglés y después en español? Quizá como homenaje a esta frase que leí después: ¨I am a deeply superficial person¨. ¨Soy una persona profundamente superficial¨.
Pero si de algo me puedo vanagloriar de verdad es de haber entendido, después de ver a Warhol, de qué se trata eso del arte moderno, del Pop Art y del vanguardismo post-postconvencional que se nos avecine. Si el mejor arte es hacer un buen negocio, Warhol fue un excelente hombre de negocios, y Rockefeller un artista de la talla de Velázquez.
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1 comentario:
Te recuerdo amiguito que esa pélícula warholiana del platanito lo videamos ya en su día en el Macba, junto con otras sutilezas que está de más comentar aquí por lo escatológico del asunto.
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